Por: Miguel M. Bonilla Morales agosto 7, 2021
La cultura está plagada de mitos y misterios inefables cuando se trata de describir el entorno natural de una fuente hídrica que varía de colores, nombres, o de efectos sobrenaturales que hacen derretir el arcoíris en el agua o de guardar un pedacito del paraíso en un caño.
Las innumerables designaciones mágicas hacen parte del imaginario que no pueden comprender como la belleza se escurre y se mezcla entre rocas y vegetación para hacer de caño cristales una de las maravillas del mundo.
¿Qué hace que Caño Cristales brille por la diversidad de sus colores y cause tantas ansias de visitar y conocer el misterio del “río de los siete colores”?
No podemos dudar que la construcción del conocimiento se desacopla ante tanta biodiversidad como ocurre en la Orinoquia o en la Amazonia, en donde todavía no existen inventarios totales de los hermosos y misteriosos seres vivos que existen.
Caño Cristales no es la excepción y en este contexto podemos desentonar con el poeta Ramón de Campoamor que expresa: “Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira»”.
Hay una mentira que se replica en relación a la esencia de la “maravilla natural” y es que es un alga la que provee todo su esplendor. Aún que es un alga roja, lo cual lo hace menos verídico porque las algas rojas no son plantas, pero ¿será verdad que todos estos colores los produce un alga?
La sustancia de Caño Cristales tiene como base una roca milenaria como la Serranía de la Macarena de la que ha fluido agua durante años y años moldeando pozos y otros espacios donde habitan la Macarenia clavigera –actualmente conocida como Rhyncholacis clavigera-, y conocida comúnmente como Macarenia.
Esta especie en su ciclo de vida mientras es joven tiene sus hojas verdes brillantes, los minerales de la roca generan el color amarillo y a medida que envejece ocurre el fenómeno de senescencia vegetal que nos permite ver a plenitud un rojo carmesí.
Esta planta acuática da flores y frutos que mantienen la continuidad de la especie, lo cual ha sucedido por miles de años, y posiblemente relacionada con los diferentes afloramientos rocosos de la serranía de la Macarena y otros levantamientos cercanos como en la Serranía de la Lindosa en Guaviare.
Sé que se preguntarán: ¿y esta especie es endémica del Meta? No, pero sí de Colombia y de los biodepartamentos mencionados.
La Macarenia crece en diferentes sectores limítrofes de la Serranía de la Macarena, de ahí el honor de su nombre a una planta con flor que nos enseña que envejecer es estar repleto de colores para reconstruir un paraíso natural que podemos conservar y visitar.
Tomado de https://www.oscarpabon.com/index.php/2021/08/07/cano-cristales-el-misterio-de-una-flor-que-envejece/