Manuel Acosta Bejarano, nació el 5 de abril de 1933 en San Juanito, Meta, su amplia vida artística nos dio la oportunidad de saludar al maestro de maestros, pionero en las artes plásticas, gestor cultural, formador de formadores que, a sus 90 años, nos comparte un dejavu de sus obras como portador de la historia de la plástica en el Meta, que tiene la seguridad de la misión cumplida al ser artista de referencia para nuevos talentos, en especial el grupo de escultores.

Macosta es símbolo de la evolución, su obra es la expresión de quien paso de lo puramente convencional a encontrar una propuesta con la talla en madera, en un bosque mágico de árboles que le permitieron narrar símbolos y elementos icónicos del medio ambiente; años de trabajo lo llevaron a ocupar el espacio donde se le reconoce, como el pionero que vive, respira e hizo de su relación con la madera su pasión más sensata, dando manejo estético a sus creaciones para que además de generar la contemplación, van creando compromiso con la preservación del medio ambiente.

Macosta, en cada una de sus esculturas deja claro que la buena factura es esencial en el artista que quiere comunicar, que el oficio es básico para la búsqueda de la excelencia, que la ejecución tantas veces repetida, permite que nada se escape de control; y además encuentra la estética inmersa en su propuesta, vinculando el vacío como parte de su obra, para motivar al espectador a un dialogo de construcción colectiva de la forma, así aparece el color intencional, el degrade del mismo en los contornos y la fuerza que permite sobriedad en el manejo, lejos de lo cromático, para ser minimalista en su forma y en los tonos de las figuras.

El maestro Macosta es uno de esos titanes que se niegan a desaparecer, él es historia viva, patrimonio, portador de conocimiento y faro de orientación para todos aquellos que decidieron en el arte encontrar una lectura de la realidad y una luz que permita la realización suprema; eso es el gran maestro que nos comparte algunas de sus creaciones en el marco de un aniversario más de nuestro departamento.

Rendimos homenaje a Macosta a quien, sin lugar a dudas, la vida le dio múltiples oportunidades que hoy como ganador del plan departamental de estímulos, le permite compartir una retrospectiva de su obra. Con él, somos testigos que los juglares del arte por llamarlos así, pueden tener la tranquilidad, que su legado estará en cada uno de los corazones de los aquí presentes.

Macosta bajó de la cordillera, se refugió en nuestra ciudad y trajo todas aquellas esculturas que engalanan nuestra geografía, participó en muchas convocatorias, recibió homenajes, reconocimientos y admiración en su carrera; el universo entero le permitió vivir su vida con intensidad, nos representó en obras escultóricas en Alemania y legó para nuestra ciudad “EL CENIT DEL LLANO”, la gran garza que mira al cielo, ubicada en la glorieta de las torres de San Juan.

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